LA LIEBRE Y LA TORTUGA (ADAPTACIÓN)
Basado en www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/esopo/liebre.htm
Narrador: En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa, porque ante todos decía que era la más veloz. Por eso, constantemente se reía de la lenta tortuga.
Liebre: -¡Miren la tortuga! ¡Eh, tortuga, no corras tanto que te vas a cansar de ir tan de prisa! -decía la liebre riéndose de la tortuga.
Narrador: Un día, conversando entre ellas, a la tortuga se le ocurrió de pronto hacerle una rara apuesta a la liebre.
Tortuga: -Estoy segura de poder ganarte una carrera -
Animales: ¡Uuuuuy liebre! Mira quien está segura de sí misma que se atreve a retarte.
Liebre: -¿A mí?
Tortuga: -Pues sí, a ti. Pongamos nuestra apuesta en aquella piedra y veamos quién gana la carrera.
Narrador: La liebre, muy divertida, aceptó.
Narrador: Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. Se señaló cuál iba a ser el camino y la llegada. Una vez estuvo listo, comenzó la carrera entre grandes aplausos.
Narrador: Confiada en su ligereza, la liebre dejó partir a la tortuga y se quedó remoloneando. ¡Vaya si le sobraba el tiempo para ganarle a tan lerda criatura!
Narrador: Luego, empezó a correr, corría veloz como el viento mientras la tortuga iba despacio, pero, eso sí, sin parar. Enseguida, la liebre se adelantó muchísimo. Se detuvo al lado del camino y se sentó a descansar.
Liebre: ¡No creo que haya problema en que descanse un rato, total esa lenteja no me alcanzará nunca!
Narrador: Cuando la tortuga pasó por su lado, la liebre aprovechó para burlarse de ella una vez más. Le dejó ventaja y nuevamente emprendió su veloz marcha.
Liebre: ¡No andes tan rápido que de pronto te cansas y desmayas tortuga! Jajaja…
Tortuga: ¡Síguete burlando y descansado que una gran sorpresa te llevarás!
Narrador: La liebre repitió varias lo mismo, pero, a pesar de sus risas, la tortuga siguió caminando sin detenerse. Confiada en su velocidad, la liebre se tumbó bajo un árbol y ahí se quedó dormida.
Narrador: Mientras tanto, pasito a pasito, y tan ligero como pudo, la tortuga siguió su camino hasta llegar a la meta. Cuando la liebre se despertó, corrió con todas sus fuerzas pero ya era demasiado tarde, la tortuga había ganado la carrera.
Liebre: ¡No puede ser…cómo es posible que me haya ganado tremenda lenta! ¡No es justo!
Tortuga: Te lo dije, te ibas a llevar una gran sorpresa. ¿Ahora qué se siente ser derrotada por una tortuga tan lenta como tú decías?
Animales: ¡Viva la tortuga que logró vencer a la veloz liebre! ¡Tortuga, tortuga, tortuga!
Narrador: Aquel día fue muy triste para la liebre y aprendió una lección que no olvidaría jamás: No hay que burlarse jamás de los demás. También de esto debemos aprender que la pereza y el exceso de confianza pueden hacernos no alcanzar nuestros objetivos.
¡¡Muy pronto más!!...
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